martes, 29 de diciembre de 2009

Nuevo año, viejos problemas

Ya que terminamos el 2009, solo me queda dejar unos apuntes finales y asumir el compromiso de dejar por lo menos un par de post semanales para el próximo año.
  • La crisis económica ha desnudado la perversidad del sistema capitalista. Una perversidad que tiene larga data en el tema climático. Sin embargo, la mayoría de personas -en la cual me incluyo- ven el problema climático como un problema de largo plazo, por lo cual no se toma realmente en serio. No obstante, ayer revisaba unas fotos del viaje de Semana Santa que hice con mi familia hace unos años a Pastoruri y al parecer ese lejano largo plazo se viene tornando en un preocupante mediano plazo y si no reaccionamos podría pasar a ser un problema de corto plazo para nuestros hijos.

  • Si hay alguna ley económica transversal al espacio y el tiempo es la siguiente: los “agentes económicos reaccionan a incentivos”. En dónde sea, cual ley de la gravedad, esta ley es siempre válida. El tema de fondo pasa por reflexionar con respecto a la naturaleza de los incentivos que nos "mueven". Para el caso de la crisis económica, la base del problema fue una estructura de incentivos perversa , que permanece y que en última instancia nos desnuda como seres humanos enajenados de principios o valores.Como diría el gran Constantino Carvallo: "La verdadera educación es siempre ética y nunca tecnológica"

  • A propósito, ¿Por qué nos alegra tanto que Moody´s nos entregue el grado de inversión? ¿no es acaso esta calificadora de riesgo una de las co-responsables de la crisis económica? Regresamos a legitimar la estructura de incentivos perversos. Más pronto de lo que creemos volveremos a vivir una nueva crisis económica y a sentarnos a reflexionar al respecto, se pedirá por enésima vez una mayor regulación, pero mientras los incentivos subyacentes no se alteren, toda regulación será estéril.

  • Que en el 2010 no vuelvan a “sorprendernos” nuevas víctimas del friaje en el sur del país. Esá es una crisis persistente en el país y de la cual nosotros mismos podemos salir: La indiferencia por nuestros hermanos y a veces por nosotros mismos.